A partir de 2020 no estará permitido el uso del químico más extendido en las explotaciones agrarias desde hace 50 años.
Según las organizaciones ecologistas puede estar relacionado con enfermedades como el Parkinson.
La Comisión Europea acaba de prohibir el uso del clorpirifós, el pesticida más utilizado en el campo español desde hace 50 años. La Comisión prohíbe su uso a partir de 2020 por ser un peligro para la salud pública. Según los expertos, el clorpirifós afecta al sistema neurológico y nervioso de los seres humanos.
El clorpirifós y el clorpirifós-metilo son pesticidas que se utilizan para controlar las plagas de insectos en muchos cultivos. El clorpirifós-metilo, la otra variedad que también va a prohibir Europa, se usa para tratar granos de cereales almacenados y depósitos vacíos. En España es el pesticida más común y se utiliza desde hace más de cinco décadas. Miembros del sector aseguran a la SER que se tiene constancia del uso de esta sustancia química desde, al menos, 1965. Las explotaciones que más lo utilizan son las que producen frutas, especialmente los cítricos, como la naranja, la mandarina o el limón, aunque puede estar presente en más de 100 productos de huerta.
La Comisión Europea prohíbe su uso a partir del mes que viene, que es cuando terminaba su licencia. El órgano europeo habla literalmente de «peligrosidad para la salud humana». De acuerdo con numerosos estudios científicos, que ha analizado la Comisión para tomar esta decisión, el clorpirifós afecta sobre todo a nivel neurológico, es decir, a la evolución del cerebro, al sistema nervioso. Estos informes lo relacionan con trastornos como el déficit de atención, la obesidad, o la pérdida de hasta cinco puntos del coeficiente intelectual. Por todo esto, Bruselas ha decidido no renovar la licencia para utilizarlo.
La Comisión concede este permiso cada 15 años. La retirada de la licencia del clorpirifós responde a que Bruselas estima que incumple los límites establecidos en la legislación europea. «Es peligroso porque actúa atacando una enzima del sistema neurológico de los insectos que es común a todos los animales, por lo que también afecta a todos los seres humanos», señala Koldo Hernández, portavoz de tóxicos y químicos de Ecologistas en Acción, organización que denuncia desde hace años los efectos nocivos del clorpirifós.
«Los problemas que puede causar están relacionados con enfermedades y trastornos neurológicos. Principalmente con pérdidas en el coeficiente intelectual de los niños, con enfermedades del espectro autista o con Parkinson», incide el ecologista.
Un arma de guerra
Las organizaciones ecologistas aseguran que el clorpirifós nació como un arma de guerra que se empleó en la Segunda Guerra Mundial como gas tóxico, pero las empresas vieron rentabilidad para otros usos después de probarlo como pesticida en explotaciones agrarias.
Aunque Europa prohíbe su uso desde el próximo mes de enero, da un margen de tres meses a los Estados miembros para que lo eliminen definitivamente del cultivo, producción y comercialización. La desaparición completa de la cadena de consumo humano europea debería pues producirse a partir de abril.
La respuesta de los agricultores
El sector recalca que los pesticidas son necesarios en cualquier explotación para que salga adelante la producción y que su uso no es arbitrario sino inevitable. Los agricultores aclaran que, en cualquier caso, ellos son los primeros interesados en que los alimentos sean lo más saludables posible y que por eso, explican desde la Unión de Pequeños Agricultores, llevan 3 años abandonando el uso del Clorpirifós.
«Nosotros hace ya tres años que, por las recomendaciones de los peritos de las agrupaciones de producción integrada, en las que están presentes prácticamente todos los agricultores de España, dejamos de utilizarlo. Se sabía que la tendencia era que, tarde o temprano, iban a retirarlo (el clorpirifós) del mercado», sostiene Lorenzo Ramos, secretario general, de la Unión de Pequeños Agricultores.
El clorpirifós se aplica solo una vez al mes a los cultivos y los químicos que le sustituyen en las explotaciones, explican los agricultores, se aplican una vez a la semana. Es decir, que el empleo de productos distintos al clorpirifós supone entre cuatro y cinco veces más gasto económico para las explotaciones. Además, esa retirada del clorpirifós. Por los datos actualmente disponibles, no es posible comprobar la retirada práctica del clorpirifós que, según aducen los agricultores, comenzó hace ya tres años. Pese a las recomendaciones, los controles europeos siguen permitiendo el pesticida hasta que se haga efectiva su prohibición a partir de abril.
Fuente: Aida Bao – Cadena Ser
https://cadenaser.com/ser/2019/12/07/internacional/1575739232_066822.html