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Al final del periodo invernal el césped experimenta una recuperación natural debido a la subida de las temperaturas propias de las fechas. Suele presentar por tanto un buen aspecto. Pero debemos prepararlo para la temporada veraniega, donde las altas temperaturas, y el mayor desgaste, pueden pasarle factura.

Estas son las recomendaciones más destacadas de cara a estas fechas:

  • Escarificado: al menos una vez al año es interesante ejecutar labores de aireación del terreno: escarificado y/o pinchado. El escarificado es además un paso casi imprescindible como labor previa a la resiembra. Se puede hacer de forma manual o mediante máquinas especiales para este efecto. Algunos jardines, sobre todo en Cantabria, después del invierno estarán cargados de musgo principalmente en las zonas más sombrías. Si es así, antes del escarificado aplicaremos un sulfato de hierro o un abono antimusgo para.
  • Resiembra:  la resiembra se puede hacer con una mezcla similar a la del césped, o con una mezcla especial de Raygrasses a una dosis entre 40 y 50 gr/m2. Si es necesario, 15 o 20 días antes del escarificado y la resiembra, haremos un tratamiento de la hoja ancha con un herbicida selectivo. Antes de resembrar, segaremos nuestro césped. Después esparciremos la semilla de la manera más homogénea posible, la cubriremos con una capa fina de recebo o arena, para evitar que se la coman los pájaros y facilitar su implantación y a continuación pasaremos un rodillo para que la semilla entre en contacto con la tierra. En otro caso quedará sobre el césped y no germinará. La primera siega después de la resiembra la haremos cuando esta alcance aproximádamente 10 cm.
  • Fertilización: la primavera es una fecha clave para hacer la primera aplicación de abono. Interesa un abono rico en nitrógeno, y si lo aplicamos en forma de lenta liberación, mejor. Según el producto utilizado, con una sola aplicación es suficiente, dejando la siguiente intervención para el otoño (donde invertiremos un poco las proporciones de los principales elementos nutricionales). No hace falta actuar de forma temprana. El césped al “despertar” de su letargo se encuentra una reserva de nutrientes en el suelo que proviene de la mineralización producida (y no utilizada) en los meses de invierno. El mes de abril puede ser un mes óptimo para abonar.
  • Siegas: en marzo quizá haya que hacer al menos 2-3 siegas, por lo que interesa tener la máquina a punto, y con las cuchillas bien afiladas.
  • Riegos:  a partir de marzo, si es necesario, empezaremos a regar con cierta programación. Si no llueve, será necesario al menos un riego copioso por semana, aunque siempre es mejor repartir los riegos, teniendo en cuenta las condiciones atmosféricas y manteniendo un grado de humedad más o menos constante.
  • Plagas y enfermedades: comienza la época de riesgo para el césped. Si no hacemos tratamientos preventivos, es importante la vigilancia ante la aparición de cualquier problema con objeto de hacer un tratamiento curativo lo más precoz posible. Las enfermedades más comunes en la zona en esta época son: Dollar Spot, Pythium, Fusarium, Roya y Oidio. Algunos de estos hongos se desarrollan sobre todo con temperaturas  entre 21 y 27º y  periodos amplios de humedad ambiental elevada.
  • Malas hierbas: las más peligrosas empezará a hacer su aparición a la llegada de los primeros calores. En el mercado existe una gama de herbicidas que nos puede ayudar. Es conveniente asesorarse sobre el espectro de actuación de cada uno de ellos. Especial atención merece la Digitaria (pata de gallina).

 

 «Esperamos que estos pequeños consejos os sirvan de ayuda»……..