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Con la llegada del otoño damos por finalizada la campaña de tomate 2020. Podemos concluir que en general y pese a lo que se esperaba, esta ha sido una buena campaña. Con altibajos como siempre; un mes de junio especialmente húmedo con serios ataques de mildiu, incluso botritis, y unos meses de julio y agosto secos y calurosos que propiciaron la proliferación de insectos.

El tomate se está convirtiendo cada día más en el niño mimado de la huerta, a pesar de ser un cultivo difícil, especialmente en Cantabria, por las condiciones de humedad y temperatura que tanto ayudan a que se instalen los hongos, y las plagas.

Levanta pasiones. Si no que se lo pregunten a Guy, un francés afincado desde hace años en Cantabria, defensor del tomate original no modificado genéticamente de aquí y de allá. Guy ha puesto en conocimiento de muchos variedades que no sabíamos que existían. ¿Quién podía pensar que en Montes Claros se recogerían tomates en pleno noviembre bajo la nieve?

Es el promotor junto a un grupo de apasionados como él, la asociación “Simientes infinitas” y con la colaboración del Ayuntamiento de Torrelavega, de la feria o “Festival del tomate” como a él le gusta denominarlo, que se celebrará en dicha ciudad el mes de agosto de 2021 si la situación COVID lo permite.

La feria estaba prevista para el agosto pasado pero tuvo que ser cancelada, así como la entrega gratuita  de miles de plantas de tomate a los habitantes de Torrelavega, que finalmente por el confinamiento no pudieron entregarse  y  fueron a parar en su mayoría a un productor de Cubas. Tomates que degustó incluso nuestro presidente Miguel Ángel Revilla. Otros, como los que venían de diversas partes de España, tuvieron que quedarse en las huertas donde se produjeron.

Esperamos poder disfrutar el 2021 de ese festival, lleno sin duda de color y sabor.